lunes, 16 de noviembre de 2009

Tomate.



Disfrute de los tomates y productos a base de tomate, ricos en fitoquímicos, pues los nutrientes de esta hortaliza parecen actuar en conjunto para proteger contra el cáncer (sobre todo de próstata), arterias obstruidas y afecciones de la piel.

Los tomates contienen:
·Ácido clorogénico: Presente en gran cantidad en tomates recién recolectados, este compuesto puede proteger contra el cáncer al inhibir toxinas ambientales como nitrosaminas del humo de tabaco.
·Ácido cafeico y ferúlico: Estas sustancias anticáncer aumentan la producción de enzimas del organismo contra el cáncer.
·Betacaroteno: Este pigmento bioactivo ayuda a prevenir acné, algunas formas de cáncer (estómago, páncreas) y pérdida de la vista.
·Licopeno: Abundante en los tomates, este pigmento puede ser un antioxidante más fuerte que el betacaroteno y evitar el daño a las células que propicia ataques cardíacos y cáncer. En un estudio, hombres con dietas ricas en licopeno bajaron un 50% su riesgo de ataque cardíaco, y muchos estudios indican que el licopeno protege contra el cáncer de próstata. El jugo de tomate es una fuente muy concentrada.
·Luteína y zeaxantina: Estos carotenoides del tomate pueden unirse para prevenir pérdida de la vista y, posiblemente, cáncer.
·Vitamina C: Presente, sobre todo, en la sustancia gelatinosa que rodea las semillas del tomate, la vitamina C puede proteger contra cardiopatías, infecciones respiratorias, cáncer de piel y pérdida de la vista.

Curiosidades.

Es importante saber que el licopeno se absorbe mejor en formas concentradas del tomate como pastas, jugo, ketchup, salsas y sopa. Cuanto más concentrada la fuente de tomate, más concentrado el licopeno. El calor y el aceite mejoran su absorción y la del betacaroteno, aunque se pierde parte de la vitamina C.

Andy Warhol (1928-1987) pintó y serigrafió en los años 60 más de un centenar de veces las latas de tomate Campbell, tratando de ilustrar su redefinición del arte en clave popular. Señalaba como pretexto para haber escogido ese tema que su madre se la había puesto para comer todos los días durante 20 años. Nunca un producto comercial ha tenido un respaldo tan grande desde el mundo de la cultura, y Warhol estaba encantado de haber exhibido la falta de fronteras entre el arte y el comercio. Para conmemorarlo, en abril de 2004, la empresa quiso homenajear al artista poniendo en el mercado una edición limitada de latas de la famosa sopa de tomate con etiqueta en cuatro versiones de distintos colores, rompiendo así la tradición que había identificado sus productos desde 1898.

En 1897 la empresa de conservas vegetales Campbell andaba preocupada por las ventas de una sopa de tomate que había puesto en el mercado 2 años antes. Fue entonces cuando John T. Dorrance, un químico de 24 años recien licenciado, tuvo la idea de eliminar las dos terceras partes del agua, inventando así la sopa condensada, lo que permitía ahorrar considerables cantidades en envasado, almacenamiento y transportes. Así comenzó el crecimiento de la compañía hasta convertirse en la más importante en su género. El año siguiente un ejecutivo de la empresa, Herberton Williams, propuso que las latas del producto llevasen una etiqueta en blanco y rojo, los colores de su equipo de rugby favorito, el de la Universidad de Cornell. Hoy se venden unas 240.000 latas al día de esta sopa de tomate.

La historia de los productos del tomate es reciente, aunque en América los incas y aztecas cultivaban la planta que llamaban tomatl ya desde 700 a. de C. Cuando fue traida a Europa destacó por su valor ornamental y por la belleza de sus frutos, que en su versión amarilla merecieron un nombre en italiano: pomodoro, esto es, manzana de oro. Utilizada como planta ornamental en patios y jardines, por entonces quedó asociada a otras solanáceas venenosas, como la belladona, así que se consideraba que también lo era. No en vano, sus hojas contienen, como las de la planta de la patata, un alcaloide llamado solanina. Hasta el s. XIX los tomates no fueron universalmente aceptados como alimento, e incluso entonces todavía se cocían durante horas para eliminar sus “venenos”. En la segunda mitad del siglo, por fin, comenzaron a tomarse crudos. Hoy están entre los vegetales más consumidos y deben su prestigio nutricional, sobre todo, al contenido en vitamina C y betacaroteno.

Para nosotros, el tomate es la esencia de la famosa salsa ketchup. Pero en sus principios no fue así. El origen de este popular acompañante de patatas, salchichas y hamburguesas está en una salsa picante y salada llamada ketsiap que los chinos utilizaban para el pescado y la caza, y que podría haber estado hecha a base de pescado en salmuera. A finales del s. XVII fue conocida en Inglaterra, donde comenzaron a llamar ketchup a toda salsa espesa, salada y con muchas especias. Se sabe que distintas versiones de los primeros ketchup europeos incluían nueces, anchoas, setas, pepinos y ostras; pero ninguno de ellos llevaba tomate. La fórmula que hoy es popular se la debemos al estadounidense Henry Heinz quien la puso en el mercado en 1876. La composición declarada afirma que contiene pasta de tomate, vinagre, azúcar y especias.

El Bloody Mary es un famosísimo cóctel que hace referencia a María Tudor, nieta de los Reyes Católicos hija de Enrique VIII de Inglaterra y segunda esposa, además de tía, de Felipe II. Esta se hizo famosa por llevar a la hoguera a cientos de protestantes, de modo que el colectivo reaccionó colocándole el sobrenombre de “la sanguinaria”. Del color de la sangre nace el nombre de uno de los cócteles de verano más populares en todo el mundo, que comenzó a servirse en la Nueva York de los años 20.Aunque hay discusiones sobre quién es su creador, en lo que está todo el mundo de acuerdo es en que ha de llevar zumo de tomate y vodka, mejor en la proporción 2 a 1 con algo de zumo de limón, hielo, sal y algunos aderezos al gusto, como salsa de Tabasco, Worcestershire, o pimienta negra recién molida. Hay que tomarlo con tranquilidad.

El tomate es un compañero inmejorable de la pasta, en cualquiera de sus variantes. La salsa llamada Napolitana tiene su primera receta documentada en el año 1692, donde consta como “salsa de tomate al estilo español”. Hoy la preparación a partir de tomates que previamente hemos escaldado para quitarles la piel, limpiamos de semillas y troceamos. En una sartén pochamos en aceite un poco de cebolla rallada, para luego añadir el tomate, que dejamos freír también muy lentamente, añadiendo luego orégano y albahaca, para sazonar al final con sal y pimienta blanca.

Puestos a hablar de tomate con nombre propio no podemos olvidar la variedad FlavSavr, lanzada en 1994 por la compañía Calgene. Fue el primer producto transgénico puesto en el mercado. En el caso de este fruto creado por ingeniería genética no se introducía ningún gen extraño, sino que sólo se suprimía uno que tiene la hortaliza y está relacionado con su descomposición, pues es el que hace degradar las paredes celulares. Así se logró un tomate con mayor capacidad de conservación que también presenta un mejor aspecto y sabor. En ello aventaja a otros tomates que encontramos en el mercado, pues normalmente estos han tenido que recolectarse cuando aún estaban verdes en la planta, y luego fueron sometidos a una maduración artifial en atmósfera de etileno, de modo que no desarrollan todas las sustancias aromáticas que tienen los tomates que han alcanzado su madurez en la planta.

Cualquiera que haya tomado un tomate madurado en la mata, disfrutando de su textura, sabor y aroma, sabe que estos frutos no deben tomarse si han pasado por la nevera, pues de esta forma son mucho menos sabrosos. El tomate es enemigo del frío. Ello es porque las bajas temperaturas no permiten que el ácido linoleico se transforme en los compueto que caracterizan el tomate maduro, que ha podido transformar el almidón en azúcares y pérdido acidez. Y jamas deben servirse fríos, porque nos quedaremos sin apreciar la presencia de los compuestos volatiles. Si hemos de comprar tomates que no han llegado a madurar, es aconsejable dejarlos fuera de la nevera, envueltos en papel, y mejor en compañía de un plátano; el etileno liberado por éste ayudará a su maduración. Pero para llegar al sabor profundo del auténtico tomate espere usted a que llegue el verano. No es éste un fruto de invierno.

El misterio del ketchup.

La salsa ketchup forma parte de un grupo de fluidos que manifiestan la misteriosa propiedad de volverse líquidos si se agitan. Así, es difícil verter las primeras gotas de una botella, porque la salsa está espesa o viscosa, pero si la agitamos, ésta fluye con facilidad. Hay otros líquidos, como la sangre, las pinturas plásticas o el esmalte de uñas que gozan de esta propiedad. Se llaman líquidos no newtonianos o tixotrópicos. Los científicos no tienen aún una explicación para este complejo fenómeno, que probablemente depende de un gran número de interacciones entre partículas. En concreto, en el ketchup pueden hallarse desde minúsculos iones de sodio hasta fragmentos visibles de tomate. Parece que la razón principal estriba en la existencia de microfibras en el tomate macerado, que con la inmovilidad se enlazan y crean una estructura de gel que gana consistencia con el tiempo. Cuando se agita, esta se rompe y vuelve la fluidez. Quizás la sangre de los santos que se licua en ciertos días está emparentada con el ketchup en esta condición no newtoniana.


Fuente: Muy interesante, Defienda su salud comiendo.